Juguetes con baja huella de carbono: ¿qué son?

Hoy en día, cada vez más padres se preocupan por el impacto medioambiental de los juguetes y juegos que compran para sus hijos. Tanto más cuanto que demasiados juguetes y juegos se fabrican, a menudo en plástico, en el otro extremo del planeta. Ya se trate de juegos de construcción, de imitación, de motricidad, de mesa o de disfraces. O muñecas, peluches para bebés, rompecabezas, figuritas y otros juguetes de exterior. En el actual clima de calentamiento global, comprar juguetes con una baja huella de carbono y más respetuosos con el planeta es una prioridad absoluta. Pero, ¿qué es exactamente un juguete con baja huella de carbono? ¿Y cuáles son sus principales características? Hablamos de ellas.
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1. ¿Huella de carbono?

Definición

Antes de hablar de juegos y juguetes, debemos definir el término huella de carbono. Se trata de un indicador que refleja la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos directa o indirectamente por una persona, una familia, una zona (ciudad, región, país, etc.), una empresa o un producto o servicio manufacturado. Los gases en cuestión son principalmente el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso. Hay muchos más. Son responsables del calentamiento global al aumentar drásticamente el efecto invernadero. Se trata de un fenómeno natural que atrapa en la atmósfera parte del calor emitido por nuestro planeta. Sin este efecto invernadero natural en nuestro planeta, la temperatura media de su superficie sería de -18 grados en lugar de los +15 actuales.

Unidad de medida

En aras de la simplicidad, la huella de carbono se expresa en dióxido de carbono equivalente (conocido como CO2e). Sin entrar demasiado en la explicación, esta unidad corresponde a la conversión de todas las cantidades de los diferentes gases emitidos en la cantidad equivalente de dióxido de carbono. Se trata de un cálculo de equivalencia entre el poder de calentamiento específico de cada gas.

¿Cuál es la diferencia con la huella ecológica?

A veces se confunde la huella de carbono con la huella ecológica. Esta última abarca un espectro mucho más amplio que la primera, que sólo tiene en cuenta los gases de efecto invernadero. La huella ecológica (también conocida como huella ambiental) es un indicador del efecto global de las actividades humanas sobre el planeta. Se mide en función del número de hectáreas o planetas que necesita cada individuo para satisfacer sus necesidades de alimentos, agua, vivienda, calefacción y residuos.
Se relaciona con el día en que la Tierra es sobrepasada. Es el día del año en que las personas han consumido todos los recursos naturales que produce el planeta en un año.

2. ¿Qué son los juguetes con baja huella de carbono?

Generan la mínima cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero en cada etapa de su ciclo de vida. Desde el diseño hasta la producción, pasando por la comercialización, el uso y la eliminación. Ya se trate de juguetes para la primera infancia, juegos creativos, juguetes de madera o juegos de mesa, por ejemplo.

Están fabricados con materiales respetuosos con el medio ambiente

Juguetes fabricados con materiales ecológicos que son sostenibles, renovables y consumen menos energía. Este es uno de los aspectos más importantes de los juguetes con baja huella de carbono. Preferiblemente están hechos de madera o bambú. El bambú es un material exótico que crece rápidamente y requiere pocos recursos. Todo esto está muy bien, pero hay que prestar especial atención a reducir la distancia entre los lugares de producción (generalmente en Asia) y de utilización (en Europa). Los juguetes fabricados con plástico estándar, un material derivado del petróleo, no son bajos en carbono. De hecho, su producción y eliminación contribuyen significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. En cambio, los juguetes fabricados con plástico reciclado ofrecen algunas mejoras medioambientales (por ejemplo, menor consumo de plástico nuevo).

Son eficientes desde el punto de vista energético

Los procesos de fabricación deben consumir la menor cantidad de energía posible. Ya sea utilizando nuevos métodos de producción. Por ejemplo, la impresión en 3D, que permite fabricar objetos divertidos o de otro tipo con un mínimo de materiales y residuos. O utilizando fuentes de energía renovables (solar o eólica). Los materiales de desecho también pueden reciclarse o reutilizarse para reducir la cantidad de nuevas materias primas. Pueden recuperarse y utilizarse para calentar edificios, por ejemplo.

Juguetes producidos localmente

El transporte de los juguetes infantiles, la mayoría de los cuales no son franceses, representa una parte importante de su huella de carbono. A menudo recorren grandes distancias para llegar a las manos de los más pequeños, antes de que puedan divertirse. La producción local o regional (con juguetes franceses, por ejemplo) reduce considerablemente las distancias recorridas por los juguetes antes de llegar a casa. Optimizar la logística es también una forma de limitar los gases de efecto invernadero. Utilizando medios de transporte menos contaminantes, como el ferrocarril, siempre que sea posible. O agrupando las entregas para reducir el número de trayectos necesarios.

Juguetes duraderos

Otro aspecto fundamental de los juguetes con una huella de carbono reducida es su mayor durabilidad. A diferencia de los juguetes baratos o de moda, se trata de juguetes duraderos, diseñados para durar más tiempo, lo que reduce la necesidad de sustituirlos con frecuencia. Los materiales son más robustos y soportan un uso más intensivo. Además, pueden pasar de una generación a otra. Algunos se pueden reparar, por ejemplo ofreciendo piezas de repuesto. O pueden mejorarse a medida que tu hijo crece, alargando aún más su vida útil y su uso.

Embalaje reducido

Este es un aspecto que a menudo se pasa por alto. Todos los juguetes con baja huella de carbono se venden con envases reducidos, fabricados con materiales reciclados o reciclables. Por ejemplo, utilizando cartón en lugar de plástico. O eligiendo tintas al agua para la impresión. Cuando es posible, el embalaje se reutiliza como parte integrante del juego.

Buena reciclabilidad

El final de la vida de un juguete es una etapa crítica de su huella de carbono. Los juguetes con una baja huella de carbono son reciclables o biodegradables. Esto minimiza su impacto medioambiental una vez que dejan de utilizarse. Algunos juguetes ecológicos son reciclables al cien por cien. Otros lo son menos. Esto significa que pueden transformarse en nuevos productos al final de su vida útil. Esto reduce la cantidad de residuos enviados a los vertederos y la demanda de nuevas materias primas. Los residuos de materiales naturales como la madera pueden compostarse, volviendo a la tierra sin dejar rastros nocivos.

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